Warhol ganó su primer premio de publicidad en 1952. Entre sus clientes figuraban Tiffany & Co., Columbia Records y Vogue. Conocía el valor de las licencias comerciales. También era un ávido admirador de las nuevas tecnologías. Polaroid mantuvo su modelo SX-70 en producción específicamente para él; en 1985, pintó a Debbie Harry con una computadora Commodore Amiga cuando el arte digital era algo inaudito.
Si Warhol, conocido por su habilidad para transformar lo cotidiano en arte, estuviera vivo y jugando con IA en nuestra era, estaría envuelto en un acalorado debate.
Recientemente, la Oficina del Derecho de Autor de EE.UU. determinó que:
El arte creado únicamente por IA no puede protegerse mediante derechos de autor. Los artistas pueden intentar registrar obras realizadas con ayuda de IA, pero deben demostrar una “autoría humana” significativa.
Pero, ¿qué tiene que ver esto con Andy Warhol?
El 18 de mayo de 2023, la Corte Suprema de los EEUU zanjó de una vez por todas la controversia que enfrentó a la fotógrafa Lynn Goldsmith con la Fundación Andy Warhol para las Artes Visuales, Inc. desde 2016, cuando al morir Prince la artista descubrió (a raíz del uso de la serigrafía Prince Orange de Warhol como material de referencia) que la AWF cedió a la revista Vanity Fair una imagen retocada por el artista pop de una fotografía que ella hizo del cantante en 1981, sin darle crédito o pagarle regalía por su uso.
El caso Warhol contra Goldsmith se centra en una disputa de derechos de autor relacionada con una serie de imágenes de Prince creadas por Andy Warhol a partir de la referencia de una fotografía tomada por Lynn Goldsmith.
La cuestión clave es si las imágenes de Warhol constituyen una “transformación adecuada” de la fotografía original de Goldsmith, lo que estaría protegido por la doctrina de “uso legítimo” en la ley de derechos de autor, o si representan una infracción de los derechos de autor de Goldsmith.
¿Fue la obra de Warhol una transformación significativa de la fotografía de Goldsmith y, por tanto, está protegida por el uso legítimo, o se trata de una infracción de los derechos de autor?
La decisión del caso podría tener implicaciones significativas para la ley de derechos de autor, especialmente en relación con las obras creadas por la inteligencia artificial.
En el centro de este debate sobre los derechos de autor y la IA se encuentra el concepto de “uso legítimo”.
¿Están las obras generadas por IA, entrenadas con obras protegidas por derechos de autor, amparadas por esta norma?
La inteligencia artificial, con su capacidad para generar una cantidad infinita de contenido, plantea un desafío a la idea tradicional de los derechos de autor. Si permitimos que las IA generen derechos de autor, podrían producir y registrar todas las posibles melodías y cambios de acordes, impidiendo efectivamente que cualquier futuro músico escriba una canción sin miedo a ser demandado. Los derechos de autor se crearon para que los aprovecharan los humanos, no las máquinas.
El caso de Warhol contra Goldsmith es un recordatorio de que los derechos de autor son una herramienta esencial para proteger la creatividad y la innovación. Sin embargo, en la era de la inteligencia artificial, debemos encontrar un equilibrio entre proteger los derechos de los creadores y permitir la innovación y la experimentación. El resultado de este caso podría tener un impacto significativo en cómo se aplica la ley de derechos de autor en la era de la IA, y todos los ojos están puestos en la Corte Suprema de EE.UU. para ver cómo se resuelve.
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